(texto publicado originalmente en la revista Año Cero, año 2008)*
CONOCIDO POR SUS ENCUENTROS CERCANOS CON EL FENÓMENO OVNI Y EL MUNDO DE LO INSÓLITO, QUE SOLÍA NARRAR CON UNA HÁBIL MEZCLA DE SOCARRONÍA Y VEHEMENCIA, FRANCISCO PADRÓN HERNÁNDEZ ESCRIBIÓ SU NOMBRE CON LETRAS DE ORO EN LA HISTORIA DE LA RADIODIFUSIÓN EN CANARIAS. SU INCONFUNDIBLE VOZ, SU INAGOTABLE CREATIVIDAD Y LA VERSATILIDAD PROFESIONAL QUE DEMOSTRÓ, CONTRIBUYERON A DARLE UNA MAYOR NOTORIEDAD A SU FACETA COMO CRONISTA DE LO INSÓLITO.
Aunque han pasado cerca de tres años* desde su muerte en julio de 2005, la impronta ética de ese “viejo oso” y a veces «lobo», como gustaba llamarse, sigue más vigente que nunca. En un sector, el de los medios de comunicación, que reclama a gritos un mayor compromiso y una exquisitez profesional en desuso, hacen falta muchos paco padrones, gente que como él levante la voz ante las injusticias sociales, que denuncie desde sus artículos o micrófonos los desequilibrios globales o que desnude el fariseísmo de esas prácticas comunicativas en alza que pretendiendo pasar por periodismo aplastan la dignidad personal o tergiversan abiertamente los hechos. Y es que Francisco Padrón Hernández fue mucho más que aquel periodista tinerfeño que en 1975 protagonizó una experiencia de abducción en la Playa de la Tejita o que movilizó a miles de personas a finales de esa década meditando por la paz mundial en el Teide. Además de eso, Paco fue un pionero en los medios de comunicación de nuestro país, una mente inquieta que cultivó diversidad de terrenos profesionales destacando como locutor, creativo publicitario, librero, guionista, realizador, actor de teatro y cine, profesor de radio… Creó “Tam-Tam Registros Sonoros” una discográfica con la que les grabó el primer y esencial disco a unos desconocidos llamados Los Sabandeños. Y también se empachó de tinta y rotativa montando junto a un puñado de amigos la revista de difusión nacional “Akhenatón”, con una tirada inicial de 25.000 ejemplares y una vida de apenas cuatro ejemplares convenientemente boicoteados en las aduanas. Paco fue alguien que con frecuencia hacia acompañar su denuncia rebelde de las necesarias dosis de esperanza para acometer el cambio, eso, junto a su humor y espíritu juvenil le distinguían del resto.
DEL BANCO A UNA NAVE EN LA TEJITA
Su padre fue masón y como tal también fue perseguido y detenido durante el régimen franquista. Los ojos de aquel niño nacido un 13 de mayo de 1935 fueron testigos de la escena. A él le atribuía Paco la herencia de valores como la libertad y el respeto, así como su amor por los libros; con frecuencia se colaba en la biblioteca de su padre y devoraba cuando podía, escribiendo su primera obra de teatro a los doce años. Un absurdo accidente con una silla a los diez años le marcó la vida desde la niñez con una cojera; no podía jugar al fútbol pero el ingenio de aquel “cojitranco”, como se decía a sí mismo, le llevó a crear una quiniela. Así era un Paco que con humor y la pertinaz “cabezonería de un tauro” afrontaba una limitación física que no pareció impedirle hacer demasiadas cosas en la vida. El era de los que pensaba que las cosas no pasaban por casualidad y 45 años mas tarde afirmaría encontrar algunas claves de aquel episodio. En el transcurso de una regresión visualiza una escena en época romana en la que se ve golpeando con el pie izquierdo a una mujer indefensa; a su juicio, estaba saldando su karma. También interpretaría su sonambulismo infantil con la incipiente manifestación de su facilidad para realizar viajes astrales, una práctica que aseguraba realizar con frecuencia y en la que solía mantener encuentros con el que definía como su guía espiritual, Opruso.
Renunció desde muy joven a un acomodado futuro trabajando en la banca para sumergirse en el incierto pero pasional mundo de los medios de comunicación. En 1960 dejaba el banco y cogía un avión para París…despuntaba ya el bohemio, el vividor, aquel que estuvo a punto de perder la vida tras haber perdido casi todo en una alocada carrera vital. Provocador e innovador, la chispa y el desparpajo de un polifacético “Pacolín” solo eran comparables a su enorme profesionalidad, contribuyendo a consolidar la radio del momento compartiendo escuela con los profesionales de la mítica Radio Juventud y a través de Radio Nacional de España. Fue en estos medios donde nuestro protagonista se convirtió en pionero en la divulgación de las temáticas misteriosas. Es difícil saberlo con certeza, pero es muy probable que fuese el primero en atreverse a emitir psicofonías en radio; solía recordar la desorientación del recientemente desaparecido Germán de Argumosa cuando hacia 1971 entró en contacto con él para interesarse por aquellas voces. A partir de ese momento y con los medios técnicos que tenía a su alcance, Paco investigaría durante años llegando a convertirse las incursiones psicofónicas en un problema que interfería en su trabajo, colándose en programas, entrevistas, en cuñas publicitarias o en los ratos de ocio con su familia. Con su programa “Atlántida Hora 23” en Radio Nacional de España, Padrón marcaría un hito en la radio nacional, con redifusiones de sus espacios dedicados al mundo de la parapsicología, los ovnis y el esoterismo en diferentes emisoras de la Península e incluso para América Latina. Una experiencia al borde de la muerte en mayo de 1974 y un encuentro cercano en el transcurso de una experiencia previa cita en la playa de La Tejita cambiarían el rumbo de los acontecimientos.
LA TUMBADORA Y LA OPERACIÓN 23
Es obvio que a través de los enigmas que tanto contribuyó a divulgar Paco Padrón se hizo mejor persona, el siempre lo decía. Su segundo nacimiento tuvo lugar el 5 de mayo de 1974 cuando decidió poner fin a su alocada vida despeñándose con el coche en la carretera de El Boquerón. Sin embargo, “en el preciso instante de iniciar la aceleración del motor, apareció, en dirección hacia el cristal del parabrisas, una enorme bola de color anaranjado intenso, que se fundió con el automóvil. La última sensación que tengo es la de haber entrado en ella y después…nada” escribiría en su libro autobiográfico “Luces de Medianoche. El viajero del alma”. Años más tarde asociaría aquella esfera naranja con las “tumbadoras” o “fuerzas rodantes” de las que don Juan Matus habló al célebre antropólogo Carlos Castaneda, la expresión de una fuerza “que tienen que ver con todos los detalles de la vida y de la muerte”. Una buena parte de la rica casuística anómala que protagonizó la pudo recoger en Luces de Medianoche, unas páginas cuya continuación no pudo concluir y en la que encontramos a un Paco transparente, sincero, irónico, cariñoso…
Sin embargo, si hay un caso indiscutiblemente relacionado con Paco Padrón es el que protagonizó junto a Emilio Bourgon y José Manuel Santos. La experiencia tuvo lugar la noche del 9 de junio del año 1975, cuando tras diversas indicaciones recibidas a través de la quija, los tres investigadores canarios se personaron en la playa de La Tejita siguiendo las indicaciones recibidas por medio de la vasografía, procedentes al parecer de una supuesta computadora extraterrestre que se identificaba como OPAT-35 emitiendo desde Saturno.
En torno a la hora señalada, las once de la noche, y tras observar las evoluciones de unas extrañas luces a pocos metros de la costa, fueron enfocados por un potente foco luminoso, un momento especialmente interesante que las sesiones de regresión hipnótica revelaron como el de la «abducción». En el camino de regreso comprobaron que había un desfase temporal significativo, cincuenta minutos de tiempo perdido en el transcurso de los cuales se produjo la supuesta entrada en la nave, tal y como relataría Padrón bajo hipnosis. Allí fue sometido a diversos «chequeos» médicos y a un reajuste orgánico, para posteriormente entablar contacto con lo que describió como una entidad espiritual de aspecto angelical. Aquel incidente no fue ni mucho menos el único. Meses más tarde, el 23 de octubre de 1975 y como parte de otro encuentro previa cita, se montó la bautizada por Juan José Benítez como “Operación 23” Apostados en otras zonas el resto de integrantes del grupo de investigación en torno al que se articularía la Sociedad Atlántica de Investigaciones Parapsicológicas, seguía con atención los registros que proporcionaba los medidores que portaban Paco Padrón y Emilio Bourgon –ondas electromagnéticas, rayos infrarrojos y ultravioletas, un registrador de ondas cerebrales, medidores de constantes vitales…- en aquel nuevo y sorprendente encuentro con un fenómeno OVNI del que quedaron evidencias fotográficas. Previo aviso a través de la quija se adelantó el encuentro, y a las 21,00 h, se dispararon los sensores adheridos a Padrón y Bourgon, detectando la presencia de “algo enorme, pero invisible a los ojos”, según describieron los participantes. A las nueve y veinte, y tras un silencio ensordecedor, Paco Padrón recordaría como “todo el horizonte se iluminó. Era como un foco central, muy brillante, que extendía su iluminación en un radio de varios kilómetros de distancia. La noche se volvió día. Al cabo de un minuto, más o menos, algo salió del mar. Era un objeto blanquísimo, con una especie de estela. Descreció y desapareció”.
A pesar de los registros de los equipos, el desarrolló de los hechos y los nervios impidieron que el fenómeno fuese filmado y fotografiado por los participantes, aunque clandestinamente y apostado a unos dos kilómetros de distancia se encontraban, cámara en ristre, dos amigos del grupo de contacto, conocedores del lugar y hora de la cita. Ellos sí pudieron registrar el fenómeno fotográficamente, confirmado también visualmente los hechos, al igual que dos pescadores que más de 20 años después comentarían de forma anecdótica la salida de un OVNI en La Tejita aquella noche.
EL DIVULGADOR INCOMBUSTIBLE
Aquello terminaría por cambiar la vida de un Paco que consagraría su trabajo a la divulgación de las “otras realidades”. En 1978 promovería una iniciativa que podría definir de manera bastante certera su forma de entender la vida, “Operación Unidad Planetaria”, un encuentro de meditación en Las Cañadas del Teide para enviarle al Planeta energía positiva, pensamientos de luz que contribuyeran a sanarla, pacificarla y enmendar los graves daños medioambientales que ya entonces comenzaban a ser palpables. Una década después contribuiría de manera incalculable al éxito mediático que supuso la emisión desde Las Cañadas del Teide del mítico Espacio en Blanco, en la noche del 24 de junio de 1989. Precisamente los oyentes de ese programa le elegirían como el invitado preferido, lo que ejemplariza su enorme capacidad comunicativa y las simpatías que despertaba. Promovería en los años noventa importantes congresos internacionales en el Puerto de La Cruz que ayudaron a dar a conocer a la emergente Cuarta Generación de investigadores; jornadas en la Universidad de La Laguna…su presencia en los numerosos congresos que a nivel nacional se organizaban en aquellos agitados años era imprescindible. Al igual que por sus micrófonos, por su página dominical “Otros Mundos, Otros Misterios”, publicada durante años en el periódico Diario de Avisos, pasaron miles de historias que atestiguan lo insólito, pero también grandes dosis de rabiosa actualidad y reflexiones íntimas de un Paco que a nadie dejaba indiferente.
Los que tuvimos el privilegio de conocerle sabemos que frente a las diferencias metodológicas que podíamos mantener y a las distancias aparentemente insalvables que supone el ser protagonistas del misterio, siempre tenía una palabra amable y una dosis de paciencia a la hora de escuchar a cuantos acudían a contarle sus propias vivencias con el misterio.
Sin apegos, con serenidad, con el humor que siempre le caracterizó en el día a día, lleno de certezas que sólo la propia experiencia vital puede proporcionar, partió rumbo al Planeta Azul al mediodía del sábado 30 de julio de 2005, con setenta años. Su luz no se apagó, por el contrario en el cielo se encendió una nueva estrella.
José Gregorio González
Excelente persona y profesional que tuve el honor de tratar. Maestro noble del que aprendimos cuanto nos ofreció y más. Imborrable en nuestros corazones y recuerdos, siempre con nosotros. No hace falta recalcar el buen resultado del presente artículo, enhorabuena señor.